cols="40" rows="2">

Cuando se nos viene una avalancha

Cuando una madre pierde un hijo, muchas veces tardan días en caer y entender qué es lo que pasó. Pero el día que pasa eso sienten que son aplstadas por una roca y no pueden salir. He tenido momentos en los que recuerdo todo lo que me pasó y me angustio, pero ninguno como el de hoy. Se me vino por primera todo encima. Los recuerdos, el sufrimiento, el tiempo pasado. Con lágrimas pesadas siento que de a poco voy aliviando un poco tanto dolor acumulado dentro mío y aunque parezca doloroso, que lo es, es al mismo tiempo aliviante. Todo este tiempo supe mi historia pero no la sentí tanto como en este momento. Me acuerdo de todo y siento lástima, dolor, añoramiento. Me siento perdida en mis lágrimas sin entender mucho cómo fue que se pasaron los años tan rápido. Solía ver a esa María convaleciente como otra y recién hoy me doy cuenta que esa fui yo, que soy yo. Me quiero dar un abrazo y decirme que todo va a estar bien y que la tormenta ya pasó pero tengo miedo. Siento que crecí muy rapido y me gustaría seguir siendo chica y no preocuparme por ser  adulta.Quiero tener 5 años y que mi hermana tenga 8 y seamos las nenas de mamá y papá. Pero me miro al espejo y soy una adulta de 22 años que vivió algo raro entre los 18 y los 22 que me asusta y me hace llorar fuerte. Y es que sin querer sigo siendo como esa nena de 5 años muchas veces en donde quiero estar solo con mis papás y agus y estar con ellos todo el tiempo sabiendo que nada malo puede pasar. Y lo único que me consuela de crecer es saber que algún día mis hijos van a ocupar ese lugar de niños y yo el de mi mamá, y que esto no se termina. Y en este momento con lágrimas en mi cara y mi cuello, panuelos de papel alrededor y mi nariz colorada de tanto llorar me voy a la cama en paz y aliviada, porque siempre supe que este momento iba a llegar, el momento en que cayera realmente y me diera cuenta de todo lo que me pasó y tome conciencia del tiempo. Pero pasó y siento que mi pecho se vació de tanto guardar. Y la avalancha pasó....

2013

Estoy muy feliz de haber comenzado un año nuevo porque cuando un año nuevo comienza, uno sin querer hace como un reinicio mental y se puede reordenar. El 2012 para mí fue un año de transición y siento que desde el primer segundo del 2013 ya tengo otra actitud. Este año me voy a basar en mi espontaneidad. Lo que intuya que quiero hacer, lo voy a hacer. Hice las pases con mi cuerpo y resolví que imperfecto como es me encanta y me siento bella por fuera y por dentro. Creo que lo que nos hace diferenciarnos son las imperfecciones y  cómo uno se sienta con su cuerpo va a determinar cómo los demás nos ven. Hay una frase de la película sex and the city que siempre recuerdo y es "te amo, pero más me amo a mí". Y creo que eso resume un poco lo que me pasa. Tengo un gran amor propio y creo que eso contribuye a mi alta autoestima. Realmente soy una persona que a pesar de estar lejos de ser peerfecta me quiero como soy. Eso no significa que no quiera o pueda estar mejor pero no reniego de cómo me veo y cada vez que me miro al espejo veo belleza donde por ahí otros no la ven. Pienso en cuantas personas tienen un cuerpo casi perfecto y aún así se ven feas y me alegra ser feliz con quién soy y cómo soy. Probablemente nunca nadie tenga el cuerpo que desea y pierda tiempo intentando lograrlo hasta darse cuenta que se pasó una vida intentando ser alguien que nunca llegó a ser. No quiero decir que uno debe conformarse con el cuerpo que tiene, siempre se puede mejorar, pero estar constantemente buscando el defecto es malo para la salud mental. Este último tiempo dado a tanto reposo y a comer más que antes subí unos kilos y a pesar de tener la intención de bajarlos y comer más sano me sigo viendo bien. Es mucho más valioso para mí lo que yo vea en el espejo que lo que vean los demás. Lamentablemente la mayoría de la sociedad todavía juzga a una persona por su envase y no por lo que realmente la persona tiene para brindar. Ilusos son los que eligen a alguien por su apariencia que puede cambiar de un día para otro y no por su personalidad. Esa chica que hoy parece modelo, mañana puede engordar 20 kilos y ser gorda. O ese chico carilindo y con pelo largo mañana puede quedar pelado y arrugarse. Lo único que está intacto es la esencia de la persona y el día de mañana si elijo a alguien por cómo luce para casarme probablemente cuando pasen los años esa relación no funcione. Pero si elijo a alguien por su esencia, no importa si esa persona engorda, o se enferma, o pierde un brazo, lo que sea, no importa, porque esa persona es la que elegí desde un principio.