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Looking back

Antes de volver a Buenos Aires, pensaba que no iba a querer volver a miami una vez que me instale acá. Pensaba que me iba a hacer recordar momentos feos, de soledad. 20 días después me doy cuenta que me equivoqué. Que haber estado mas de un año allá me hizo encariñarme no sólo con el lugar sino con la gente. Miami fue donde más la luché, pero también donde pasé gratos momentos. Quizás lo mejor que viví fue la llegada de martini, mi perro. Martini llegó en un día muy especial, mi cumpleaños de 20. Ese día en el que había reaccionado mal a la droga del protocolo, que volvía sin muchos ánimos y triste. Ese día en mi habitación me esperaba él, bebé, inocente, desde ese día supe que me iba a hacer bien tenerlo. De hecho martini es hoy en día mi mayor compañero. Lo miro como una madre mira a su hijo crecer. Le enseño, le hablo, aunque suene raro. Cuando estuve internada en Minnesota varias fueron las veces que lloré en la clínica por no poder verlo y mi hermana me mostraba fotos de él esperandome en la ventana todos los días. Martini es una de las razones por las que estoy hoy acá. El hecho de querer estar con él me hizo luchar, me hizo ser fuerte. Cuando estaba allá decíamos que era mi perro terapeutico. Y a pesar de que martini no fue entrenado para serlo, fue toda la terapia que necesité para mí. Porque con su simpatía, siempre logró sacarme una sonrisa en los momentos más duros.

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