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Estamos en el 2012

Estamos en el 2012, y existe la libertad de expresión. Nadie me va a venir a matar ni a quemar en la hoguera por lo que diga. Hay gente sin embargo, que parece seguir viviendo en aquellas épocas, dónde divorciarse era un pecado o hablar mal de la política del país igualaba el ser ejecutado. Hoy traigo un tema común para mí, no tanto para otros. Elecciones. La vida de uno es de uno y de nadie más. Lo mismo pasa con nuestras elecciones. Tiene el mismo significado la elección de un sabor de helado que la elección o preferencia sexual. La persona que piensa que el tener una preferencia sexual diferente a la que le contaron en el siglo pasado está enferma, me da asco. Primero en principal, el ser homosexual o lesbiana no es una enfermedad porque no se diagnostica, no se nace con eso, ni perjudica la salud. Así como yo, como mujer, prefiero a los hombres, un hombre puede preferir a alguien de su mismo sexo o una mujer a una mujer. Me parece que estamos muy avanzados como para creer que las preferencias sexuales tienen una cura o se pueden arreglar. Porque partiendo desde un principio, no son enfermedades ni necesitan ser arreglados. El cancer se cura. Un auto se arregla. La inclinación sexual es una ELECCIÓN de vida. Si el día de mañana mi hijo o hija me dice que tiene una preferencua sexual homosexual o lesbica, no voy a enojarme ni me va a dar verguenza, sino que lo voy a apoyar. Claramente la gente que trata a los homosexuales de enfermos nunca tuvo a alguien enfermo cercano. Si estamos en el 2012, vivamos de acuerdo a la época.

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